La Navidad es una época del año cargada de luces, aromas y sonidos, una temporada en la que las reuniones familiares, las comidas especiales y los intercambios de regalos crean recuerdos inolvidables. Pero, ¿alguna vez nos hemos detenido a pensar que no todos experimentan estas festividades de la misma manera?
Para muchas personas, especialmente aquellas con altas capacidades, otras neurodivergencias o discapacidades, las fiestas pueden ser un desafío e, incluso un mal trago al que se les obliga a pasar. Los estímulos propios de esta época —luces brillantes, ruidos intensos, olores fuertes, sabores y texturas, tactos y telas incómodas o temperaturas extremas— pueden convertirse en una sobrecarga sensorial difícil de gestionar. Es importante recordar que cada uno de nosotros vive estas fechas desde sus características y singularidad, y lo verdaderamente especial de la Navidad es aprender a respetar, aceptar y adaptarnos a las necesidades de los demás.
Para quienes tienen alta sensibilidad, las intensidades emocionales pueden ser abrumadoras. Las reuniones numerosas pueden generar ansiedad y un agotamiento social profundo, conocido como burnout, tras horas de interacción continua. Los ruidos de fondo como música navideña, conversaciones simultáneas y risas pueden ser ensordecedores para quienes tienen sensibilidad auditiva.
Por otro lado, el tacto y los tejidos también juegan un papel importante y, especialmente en estas fechas, a las madres se les hace más difícil vestir a los niños con altas capacidades: esa ropa típica, especial, que a otros les parece elegante o festiva, puede resultar molesta para alguien con sensibilidad táctil, generando incomodidad constante y terminando con una sensación de mal humor y enfado. Por otro lado, las temperaturas invernales extremas, junto con los cambios de lugar, la falta de las rutinas habituales y la exposición a diferentes entornos, también son desafíos, a veces muy difíciles de sobrellevar.
Sin embargo, a diferencia de lo que pueda parecer, estos desafíos no son exclusivos de las altas capacidades. Muchas personas neurodivergentes, como quienes están en el espectro autista, pueden enfrentarse a dificultades similares o peores, desde cambios en la rutina que generan estrés, hasta la incomodidad ante las expectativas sociales propias de las fiestas. Las personas con discapacidades físicas o enfermedades crónicas también pueden encontrar barreras que les dificulten disfrutar de las celebraciones en igualdad de condiciones.
En este contexto, la Navidad no debería ser un molde rígido al que todos deban adaptarse. Más bien, debe ser una invitación a crear un espacio donde cada miembro de nuestra familia y círculo de amistades se sienta cómodo y aceptado. Respetar las necesidades individuales y ofrecer opciones —ya sea un lugar tranquilo para descansar, una comida adaptada a preferencias sensoriales, o simplemente el permiso para celebrar de manera más sencilla— es una forma poderosa de demostrar amor y aceptación.
Esto es el verdadero espíritu de la Navidad inclusiva: no la perfección, sino la aceptación; no la uniformidad, sino la inclusión. Celebrar significa encontrar formas de unirnos, sin dejar a nadie fuera por sus particularidades.
Aprendamos juntos a escuchar sin juzgar, a observar y a preguntar qué necesitan nuestros seres queridos. No asumamos que todos disfrutan las fiestas de la misma manera ni las repercusiones son las mismas para todos. A veces, el mayor regalo que podemos dar es simplemente permitir que alguien sea quien es, y darle un espacio seguro para compartir con nosotros estas fechas especiales.
A quienes encuentran las fiestas desafiantes, e incluso, un duro trance, les recordamos que está bien sentir lo que sienten. No están solos, y su bienestar también es muy importante. Hagamos entre todos que estas Navidades sean más inclusivas, más empáticas y, sobre todo, más humanas.
Desde “Altas Capacidades en mi Aula“, este proyecto por y para la atención a la diversidad, Susana e Inés, os deseamos unas felices fiestas llenas de amor, comprensión y momentos significativos con quienes realmente importan. ¡Felices fiestas para todos, en toda su diversidad e inclusión!