Aunque se pueden contar innumerables artículos evidenciando que los niños de altas capacidades no tienen per se problemas de habilidades sociales, el mito sigue extendido dentro y fuera del sistema educativo.
La realidad es que no hay evidencia científica que muestre que un niño de AACC tenga mayor dificultad para relacionarse con sus iguales que cualquier otro, es decir, su neurodivergencia no está relacionada con problemas de habilidades sociales más allá de las que pueda tener cualquier otra persona.
Entonces, ¿qué ocurre? ¿por qué pensamos esto?
En primer lugar, su disincronía muestra una diferencia evidente en su madurez con otros alumnos de su grupo de procedencia (grupo clase), por lo que pueden tener mayor conexión emocional con personas mayores que ellos, que, tienen mayor afinidad, pero no siempre se cumple. Hay niños AACC que se relacionan perfectamente con todos sus compañeros.
Entonces, ¿de dónde pueden venir los problemas sociales?
Diversos motivos justifican la falta de habilidades sociales en el alumnado de Altas Capacidades. Entre ellos, podemos encontrar:
- De la falta de ajuste académico, crea frustración y esa frustración manifestada en el aula como niño caprichoso y/o irascible que puede desembocar en un rechazo por parte de los compañeros.
- De la falta de intereses con sus compañeros. Una madurez superior se manifiesta en muchas ocasiones con intereses y gustos diferentes. Por lo que, si no tienen algo en común, jugar juntos o, simplemente relacionarse, puede llegar a ser difícil.
- De la falta de trabajo de cohesión de aula y respeto a la diversidad. A día de hoy sabemos que las aulas son diversas, por ello, trabajar las dinámicas de cohesión de aula así como establecer normas para la correcta gestión del aula en el día a día y fomentar el respeto a la diversidad y sus beneficios, es imprescindible.
- De problemas personales o de otro tipo no relacionados con las AACC.
Por lo tanto, cuando hay un problema social, hemos de segregar el origen del problema de las altas capacidades e indagar en el mismo para poder trabajar con él. La asociación de un problema de habilidades sociales con las altas capacidades, entre otras, no ayuda en la solución del problema, sino que lo justifica mediante la etiqueta, ignorando su origen y evitando su resolución. Así, acentuamos el problema en la persona y lo culpabilizamos en lugar de generar estrategias y herramientas para trabajarlo de forma activa y global.
¿Qué se puede hacer