Detección

Queridas familias,

Queremos darles la bienvenida a este espacio dedicado a acompañarles en el, tantas veces, desafiante camino de descubrir y nutrir las altas capacidades de sus hijos e hijas. Sabemos que este proceso, desde el inicio, genera muchas dudas, preguntas e inquietudes, y queremos dejar este apartado para ofrecerles el apoyo y la orientación que nos hubiese gustado encontrar. Juntos, exploraremos cada etapa, brindándoles respuestas claras y comprensibles, siempre desde la empatía y el respeto que merecen, esperando ser uno de los apoyos que necesitan en estos momentos para hacerles este camino más fácil y llevadero.

¿Cuál es la situación actual en España? Desigualdades en la Identificación y Atención de las Altas Capacidades en España

En España, gracias a la “libertad” de legislación y gestión en materia de educación de cada comunidad autónoma, la identificación y atención del alumnado de altas capacidades varía significativamente entre las mismas. Cada región establece sus propios criterios y protocolos, lo que lleva, en la práctica, a situaciones de desigualdad. Por ello, se conocen numerosos ejemplos de niños que son reconocidos como de alta capacidad en una comunidad, mientras que en otra, con los mismos resultados, no reciben dicha identificación. Esta disparidad se debe a la falta de un consenso nacional en cuanto a la definición y evaluación de las altas capacidades, de la que numerosos expertos y asociaciones llevan tiempo pidiendo una solución.

Por otro lado, las medidas de atención a las necesidades de este alumnado, suelen ser restrictivas e insuficientes, careciendo de la inversión económica y la formación adecuada para centros y docentes. Esto contrasta, tristemente, con lo establecido en la Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre (LOMLOE), que promulga que la detección e intervención deben ser inmediatas para garantizar el desarrollo pleno de las capacidades del alumnado. Por lo que la atención que este alumnado merece, se queda, en la mayoría de ocasiones, en papel mojado.

Pero, empecemos por el principio…

 

¿Qué se entiende por altas capacidades?

Nuestra definición preferida es la de la NAGC, siendo las demás definiciones formuladas por expertos igualmente válidas. Según la NAGC (National Association for Gifted Children de EEUU) las personas con altas capacidades son aquellas que demuestran una competencia o rendimiento que les sitúe en el 10% superior respecto al grupo normativo en uno o más dominios.

En el campo de la educación, nosotras entendemos que las altas capacidades se refieren a una capacidad cognitiva superior a la media, que implica una forma diferente de procesar la información, vivir y sentir el mundo que nos rodea. Es una neuroconfiguración distinta que abarca no solo un alto coeficiente intelectual, sino también habilidades sobresalientes en áreas como la creatividad, el razonamiento lógico o el liderazgo social. Pero, ¡cuidado!, esto no se debe confundir con un rendimiento excelente en lo académico, ya que el sistema educativo no está preparado para atender las altas capacidades como realmente necesitan para poder tener un desarrollo óptimo.

 

¿Cómo puedo saber si mi hij@ tiene altas capacidades?

Para determinar si su hij@ tiene altas capacidades, hemos de ser imparciales, tanto docentes como familias, y, partiendo de indicios objetivos basados en la adquisición más temprana de los hitos del desarrollo, debemos, con cautela, solicitar una evaluación objetiva realizada por parte de un profesional especializado, que será, si se realiza en el centro escolar, el orientador u orientadora del mismo. Esta evaluación debe considerar, no solo el coeficiente intelectual, sino también aspectos como la creatividad, la motivación y talentos específicos. Es muy importante que, tanto docentes como familias, no nos basemos únicamente en observaciones subjetivas o mitos comunes, ya que debemos de ser conscientes de nuestra falta de formación en el tema. De esta forma, observaciones como “a mí no me lo parece” o “yo no lo veo” en realidad solo denotan la falta de formación y no un criterio profesional. No se debe afirmar o negar una alta capacidad, sino esperar a los resultados de una prueba objetiva con profesionalidad.

 

¿A qué edad se pueden detectar indicios de alta capacidad?

Aunque no se especifica una edad exacta, ya que la precocidad no es un rasgo común para todas las altas capacidades, si revisamos los hitos del desarrollo, nos daremos cuenta de si nuestro hij@ pueda tener indicios de alta capacidad o no. Igualmente, aunque no sea precoz, incluso, si tiene un retraso inicial en algún hito del desarrollo, no se puede desechar la posibilidad de que tenga alta capacidad,sino que debemos observar su desarrollo y sus necesidades. Por ello, es importante estar atentos a indicadores desde las primeras etapas educativas para proporcionar el apoyo necesario lo antes posible.

 

¿Qué debo hacer si sospecho que mi hij@ tiene altas capacidades?

Si sospecha que su hij@ tiene altas capacidades, es recomendable realizar varias cosas:

En primer lugar, ponerlo en conocimiento de su tutor o tutora y expresar sus inquietudes. A partir de ahí, se puede iniciar, tras un estudio por parte del centro, un protocolo de derivación al orientador y la realización de un cribado y/o las pruebas necesarias.

En segundo lugar, leer e informarse de todo lo relacionado con este tema. Las personas que mejor van a acompañar a un estudiante a lo largo de su vida académica y mejor lo van a conocer, son la familia.

En tercer lugar, y tras el diagnóstico, buscar una asociación en la que apoyarse y colaborar.

 

¿Y si el centro no quiere evaluarlo?

Es fundamental que los docentes y las familias trabajen de manera conjunta para superar las barreras actuales y atender debidamente al alumnado. En los casos en los que familia y profesionales trabajan en la misma línea, el porcentaje de éxito del alumnado aumenta de forma exponencial. Sin embargo, en ocasiones, por falta de medios y recursos o por desconocimiento, los centros educativos no se prestan a realizar las pruebas de alta capacidad. Es, en ese momento, y de forma personal, cuando debemos decidir si insistimos a los diferentes organismos a nuestra disposición para la realización de la evaluación, o acudir a un centro especializado que nos confirme o desmienta nuestras sospechas.

 

Preguntas Frecuentes para Familias en Proceso de Evaluación

¿Quién puede diagnosticar a un niño con altas capacidades?

El diagnóstico de altas capacidades debe ser realizado por el orientador u orientadora del centro educativo y/o aquellos  especializados en este ámbito que trabajan en la delegación de educación o profesionales especializados con registro sanitario (psicólogos clínicos) en el sector privado, que cuenten con la experiencia y profesionalidad requerida. Estos profesionales cuentan con las herramientas y el conocimiento necesarios para evaluar de manera integral las diversas áreas del desarrollo del niño y determinar si presenta altas capacidades.

¿Qué se tiene en cuenta para la alta capacidad y qué pruebas se utilizan para identificarla?

La identificación no se limita al cociente intelectual. Hasta hace un tiempo, se determinaba que la alta capacidad sería un CI mayor de 130, pero gracias a las voces de los expertos en la materia, esta definición ha quedado obsoleta y se incluyen aspectos que también son importantes y determinantes en la evaluación, como habilidades sobresalientes en áreas como la creatividad, el razonamiento lógico o el liderazgo social. Es fundamental que la evaluación sea integral y considere múltiples aspectos del desarrollo del niño.

Existen numerosas pruebas para poder realizar una evaluación completa, dependiendo de la edad de la persona. Algunas de las más comunes son: escala Wechsler (WPPSI; WISC -R), escala de Inteligencia Stanford -Binet, escalas McCarthy de Aptitudes y Psicomotricidad para niños, test Factor “g” de Cattell, Test de Matrices Progresivas de Raven, test de inteligencia de Kaufman. K -BIT, RIAS: Escalas de Inteligencia de Reynoldsbadyg, etc. El objetivo no es determinar un Sí o un NO categórico, sino conocer el cerebro de la persona evaluada, es decir, sus fortalezas y debilidades de los diferentes aspectos de la inteligencia llamados macroprocesos. Por ello, lo normal es realizar varias baterías de pruebas y compararlas.

¿Cómo se lleva a cabo el proceso de evaluación? ¿Debo decirle a mi hij@ que lo van a evaluar?

La evaluación requiere un proceso previo para preparar al niñ@ o adolescente. Él o ella debe conocer el porqué de la misma a su madurez y capacidades y entender que, si bien no es un examen y no necesita sentirse presionado por dar la respuesta correcta, debe estar concentrado y proactivo para realizar la prueba lo mejor posible.

Esta prueba la debe realizar en la mejor de las condiciones físicas y mentales, por lo que, si no participara activamente, no se encontrara bien o se agotara durante la realización de las pruebas, se debe interrumpir la misma y proseguir otro día.

Todas estas medidas, ayudan a garantizar una identificación precisa y unas medidas de atención adecuadas al perfil resultante.

 

¿En qué casos se recomienda una evaluación privada?

Cuando agotamos las vías para solicitar una evaluación en el centro educativo, siempre tenemos otra vía, que es la evaluación privada. Existe un mito muy extendido que demoniza estos centros, entendiendo que si la familia paga por una evaluación, se le dará aquello que pide, es decir, un diagnóstico que ellos esperan. Pero la realidad es muy diferente, existen las mismas probabilidades, e incluso menos, de que un diagnóstico sea erróneo si se hace en un centro privado más que en un centro público. En primer lugar, porque ningún profesional con registro sanitario, como es el caso, se presta a hacer un diagnóstico “a la carta”. ¿Nos imaginamos que un médico oncólogo nos dice que tenemos cáncer sin tenerlo, sólo porque tenemos síntomas compatibles? No, ¿verdad? Pues estos casos son similares. Los profesionales, del tipo que sean, no dan el resultado que se desea escuchar, sino lo que dicta su código deontológico.

Las ventajas de una evaluación privada son que suele ser una evaluación mucho más completa y exhaustiva, la rapidez de la prueba y que se suele realizar en centros especializados, con lo que la fiabilidad es mayor. Los inconvenientes es que el centro educativo puede poner pegas a la hora de aceptar dicha evaluación, lo que dependerá, nuevamente, de los criterios de la comunidad autónoma, aunque puede pelearse por constituir, de hecho, un indicio de posible necesidad por parte del alumnado y se deberá realizar unas pruebas de contraste para determinarlo.

Preguntas Frecuentes para Familias tras la Evaluación

¿Para qué sirve la evaluación? ¿es un fin en sí misma?

Como ya hemos comentado, la evaluación es un estudio de como funciona la mente de nuestro hij@, por lo que nos dará unos resultados personales desde los que partiremos para poder darle una atención personalizada y ajustada a sus necesidades. Por ello, la evaluación no tiene un fin en sí misma, sino que es el principio de todo, cuando pones nombre a lo que ocurre, entiendes el por qué de muchas cosas y empiezas a tejer un camino diferente. Se podría decir que la evaluación es como cuando acudimos al médico con tos y fiebre y nos dice si es un resfriado, una gripe o una faringitis. Ya tenemos un diagnóstico. A partir de ese diagnóstico, según nuestros síntomas y características, se debe plantear una serie de orientaciones pedagógicas al profesorado, que serán las que nos ayuden a encontrarnos mejor. Ese es el fin, el desarrollo integral y óptimo de todo el alumnado.

 

¿Qué medidas educativas se pueden tomar para apoyar a mi hijo?

Una vez identificadas las altas capacidades, es esencial que las medidas educativas se implementen y que respondan debidamente a las necesidades específicas del alumno. Estas pueden incluir medidas ordinarias de aula o adaptaciones curriculares no significativas, programas de enriquecimiento o profundización y/o, en algunos casos, la flexibilización o aceleración de curso. Es fundamental que estas medidas se ajusten a las características individuales de cada niño y se mantenga una revisión periódica de las mismas.

 

¿Cómo puedo apoyar a mi hijo en casa?

Fomentar un ambiente enriquecedor en el hogar es crucial. Proporcione oportunidades para que su hijo explore sus intereses, ofrézcale recursos adicionales y mantenga una comunicación abierta sobre sus experiencias y sentimientos. Es importante equilibrar el apoyo académico con el bienestar emocional. Siempre recomendaremos una disciplina positiva con el alumnado y con nuestros hijos, basada en el respeto mutuo y en el establecimiento de normas y consecuencias lógicas. En casa podemos ayudar a compensar el ajuste académico que en el centro escolar no se pudiera realizar, estimularles y aconsejarles sobre diferentes actividades de su interés o motivación y trabajar con ellos las técnicas de estudio y aprendizaje, la responsabilidad en el trabajo diario, etc.

¿Qué recursos existen para familias con niños de altas capacidades?

Existen diversas asociaciones y grupos de apoyo que ofrecen recursos, talleres y asesoramiento para familias con niños de altas capacidades. Participar en estas comunidades puede proporcionar valiosa información y apoyo emocional a las familias, así como grupo de iguales para los niños y adolescentes de altas capacidades, donde encontrarán, de forma general, compañeros con mayor afinidad.

 

¿Cómo puedo colaborar con la escuela para apoyar a mi hijo?

La colaboración entre familia y centro educativo es clave. Mantenga una comunicación constante con el profesorado y los equipos de orientación, para que juntos se puedan implementar y/o modificar las diferentes medidas propuestas que respondan de manera efectiva a las necesidades de su hij@. Tener empatía con el profesorado es esencial, al igual que ellos no ven la situación que hay en casa y desconocen nuestra problemática, nosostros desconocemos sus limitaciones y dificultades, que no son pocas. Por todo ello, intentar tener una actitud de colaboración continua y centrada en el objetivo común de ayudal al menor es la mejor de las opciones.

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