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El sesgo de género en las altas capacidades

Hoy, 8 de marzo es el día de la mujer. Si bien es verdad que es un día muy importante para todas las mujeres, porque reivindicamos una sociedad más igualitaria, más aún lo es para las niñas y mujeres de altas capacidades. El sesgo de género en la identificación de las altas capacidades es, actualmente, una barrera añadida para la mujer. Según los últimos datos del Ministerio de Educación, sólo un 36% de niñas son detectadas frente al 64% de niños. ¡Casi el doble de niños! Por todo ello, hoy, en esta entrada, explicaremos de donde viene el sesgo de género en las altas capacidades y cómo podemos estar atentos los docentes para reconocer los indicios en niñas (y niños) evitando sesgos y ayudando a la identificación temprana de las altas capacidades de forma general, pero muy especialmente con niñas.

El sesgo de género en las altas capacidades atribuye los logros excepcionales de la niña a su esfuerzo y no a su propia capacidad o intelecto. Por ello, la niña, a pesar de tener un nivel de conocimientos y madurez superior a su grupo, en la mayoría de ocasiones es atribuido a factores externos que poco o nada tienen que ver con la inteligencia. A diferencia de lo que se suele decir, la precocidad no se evapora o se pierde con el tiempo. Los niños y niñas, por tener la misma edad, no tienen que tener la misma capacidad. Hemos de ser conscientes de la diversidad de la sociedad y del aula y, por ello, los docentes y profesionales educativos debemos intentar no justificar posibles indicios que nos ayuden a una detección temprana con mitos sin evidencia científica.

Si hablamos de algunos de los perfiles de altas capacidades (recordemos que no hay un único patrón para estos niños y niñas), encontramos varios perfiles diferentes que nos pueden ayudar a encontrarlos, entre ellos:

  • Perfil de alto rendimiento, de forma general creemos que, a pesar de que la niña sobresale del grupo, no es posible que tenga altas capacidades, ya que creemos de forma equivocada que su precocidad se debe a su esfuerzo y tenacidad. En igualdad de condiciones, si es un niño el que sobresale del grupo por este mismo perfil, se reconoce, con mayor facilidad, como niño muy inteligente. Este sesgo es muy fuerte en las altas capacidades y el origen de la infradetección femenina en las primeras etapas educativas.
  • Las niñas o adolescentes con un perfil líder o competitivo viven su infancia y adolescencia con más barreras, si cabe. Ya sabemos que no es bienvenida una niña líder en la sociedad porque es algo «privativo del hombre». De ahí las pocas mujeres en puestos de responsabilidad o mando a pesar de las evidencias de que la mujer no es menos capaz que el hombre. Cuando una niña muestra habilidades de liderato, en lugar de tomarlo como un indicador de su posible potencial, la tildamos de intrusiva o mandona.
  • De forma parecida ocurre con la niña que tiene un perfil retadora o es inquieta, se atribuye esa característica, no a su posible alta capacidad, sino a que «es una niña maleducada», a que «no sabe respetar el turno de los demás» y «quiere hablar siempre», a que «es una pedante o repelente», que «quiere ser» o que «la educan como un niño»… Así hasta enmascarar la alta capacidad con problemas de comportamiento que, en algunos casos, va empeorando con el paso del tiempo.
  • Uno de los perfiles más difíciles en la detección y que, además, suele ser más recurrente en niñas, es el perfil invisible. Intenta pasar inadvertida en clase y no destacar, en la mayoría de casos, con el fin de ser aceptada socialmente. De esa forma, los docentes no llegamos a darnos cuenta de algún posible indicio de altas capacidades. Algunos ejemplos son: no se levanta cuando termina un examen hasta que se levanten uno o dos alumnos antes, cuando termina las actividades se pone a hacer otra cosa sin que se note, intenta pasar desapercibida en clase y no hace preguntas ni mantiene la mirada, llegando incluso a dar la sensación de desinterés, pasividad o timidez…
  • La niña que tiene un perfil desertora, simplemente tiene bajo rendimiento escolar, no porque no tenga capacidad, sino porque la escuela no es capaz de detectar sus necesidades y entender su modo de aprender y, por lo tanto, en lugar de ajustar el aprendizaje a la neurodivergencia, se culpabiliza al alumnado de su fracaso escolar. Incluso, si se le pregunta, suele decir que no ha estudiado lo suficiente, que se aburre y se distrae, que no le interesa el colegio… Pero la realidad es que la forma de abordar el aprendizaje en el centro escolar no suele estar adaptada a las necesidades de las altas capacidades.
  • La niña autónoma se asocia a un perfil que, lejos de detectar indicios para posibles altas capacidades, se suele confundir con una niña que tiene una buena autoestima y en casa está bien atendida. Sus características suelen ser proactividad, iniciativa, capacidad de aprender de forma autónoma sin apenas seguimiento o guía. Sin embargo, sus intereses y esa autonomía pueden o no estar relacionados con lo académico, por lo que se puede mostrar o no, dependiendo del interés suscitado.

Hablemos ahora de la intensidad emocional. La niña altamente sensible (NAS) es reprendida constantemente por ser una exagerada, por sentir demasiado, por tener alto sentido de la justicia, por tener picos emocionales. Esa intensidad, en lugar de ser entendida como un indicio de posibles altas capacidades, justifica las denostadas etiquetas de «exagerada», «dramática» y «llorona», con el consecuente problema de autoestima, sobre todo, en la adolescencia.

Por otro lado, la niña puede hacer masking, es decir, actúa de forma diferente no mostrando sus intereses ni su forma de ser natural, para no mostrar la realidad de lo que son y ser aceptadas por su grupo de iguales y por la sociedad en general. Esto puede generar un gran desgaste al estar «actuando» de forma constante, lo que les agota emocional y mentalmente. En algunos casos, cuando se sinceran, suelen decir que no se muestran como son por miedo al rechazo social.

El perfeccionismo extremo es una característica que les permite ser conscientes de sus propios errores y ser muy críticas con ellas mismas. Nuestras niñas y adolescentes, al vivir en una sociedad que es más exigente con ellas, muchas asumen como propias las exigencias de belleza femenina, lo que aumenta en este colectivo femenino los problemas de ansiedad social, así como  problemas nutricionales derivados de dietas estrictas y trastornos de alimentación.

La justicia social hace que las niñas salgan en defensa de una compañera o compañero de clase que está siendo tratado por un grupo de compañeros de forma injusta. En algunas ocasiones, esa defensa se convierte en su propia condena, ya que el grupo enfoca entonces hacia ella su objetivo y la aísla. No está bien visto el enfrentamiento y señalamiento de la injusticia.

Por todo ello, algunos indicios para los profesionales educativos que pueden ayudar a mejorar el porcentaje de detección en niñas de altas capacidades son:

  1. Precocidad: su madurez destaca mucho en la media de la clase. Aprende a leer antes de lo normal.
  2. Buena memoria: es capaz de contar experiencias o anécdotas con mucho detalle, acordarse de cumpleaños y días especiales de familiares…
  3. Responde/sabe todas las preguntas que se hacen en la clase, levanta la mano siempre. Tiene un nivel claramente superior al de sus compañeros.
  4. Se aburre en el colegio: no quiere colorear, ni jugar a juegos simples. A veces, siente que sus compañeros son unos «bebés».
  5. Muestra desidia, desinterés, tiene fracaso escolar, no hace las tareas y, sin embargo, es capaz de entender conceptos abstractos.
  6. Siempre pregunta y duda sobre lo que el docente explica en clase, aparentemente se muestra impertinente o desafiante.
  7. Tiene una actitud disruptiva en clase, tiene problemas de gestión emocional y/o problemas de aceptación social.
  8. Es demasiado exigente con su trabajo, nunca nada de lo que hace o dice le parece suficientemente bueno, pero, sin embargo, no se esfuerza ni es constante en la práctica de ninguna actividad, sino que espera que todo le salga a la primera.
  9. Es invisible: en clase no se nota que existe o parece que no está escuchando, pero luego, sus notas y respuestas a las preguntas de clase son correctas en la mayoría de ocasiones.
  10. Es una niña muy trabajadora, siempre tiene toda la tarea hecha, sabe todas las respuestas, ayuda en clase…

Si tu alumna (o alumno) tiene alguna de estas características, es el momento de empezar a observar detenidamente y hablar con la familia. Ellos podrán darte más información de lo que la niña siente y vive en el colegio, si tiene algún problema de ajuste académico, emocional y/o social. No olvidemos que la identificación y la atención ante cualquier indicio debe ser inmediata según la normativa. Por lo que las medidas ordinarias de carácter inmediato que se proponen, son:

  1. Ajuste académico: indagar y buscar el nivel real de la alumna y partir de ahí. No obligar en ningún momento a hacer actividades que ya conoce, a repetir o copiar. Además de no aconsejado por los especialistas, es una tortura para estas niñas.
  2. Ajuste emocional y social: trabajar la gestión emocional de aula desde al aceptación de la diversidad, la participación por turnos, la prevención de problemas, la autogestión de las emociones, el aprender a notar cuando se siente saturada y dejarle un tiempo en un espacio «libre»…
  3. Si tiene una asincronía importante, mucho mayor que la media, entre su madurez de pensamiento, su vocabulario y/o expresión y las acciones o comportamiento infantil aparentemente caprichoso o falta de gestión emocional.
  4. Tutoría con la familia: preguntar si en casa tiene problemas de gestión de la frustración, si se siente aburrido en clase…
  5. Inicio del protocolo de derivación a orientación: desde que se notan los primeros indicios en cualquier etapa educativa (incluida educación infantil) por parte de cualquier miembro de la comunidad educativa, especialmente la familia y sin tener en cuenta los resultados académicos, no importa si todo es 10 o si todo es 0. Las altas capacidades no son alto rendimiento académico (aunque pueden estar relacionadas en algunos casos) y, en caso de ser altas capacidades, la atención y el programa de enriquecimiento o profundización se debe realizar independientemente de las notas, para prevenir el futuro fracaso escolar y darle al alumnado una educación integral que promulga la LOMLOE y las diferentes disposiciones de cada comunidad autónoma.

*Nota: hablamos en este post de niñas por ser el día de la mujer, pero estas características, aunque son más frecuentes en niñas, no son exclusivas.

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