El aula inclusiva es un entorno donde cada estudiante tiene la oportunidad de aprender de acuerdo a su propio ritmo y estilo de aprendizaje. Aunque tradicionalmente, y de forma errónea, las estrategias para alumnos con altas capacidades se han centrado en diferenciarlos del resto de sus compañeros, existen numerosas medidas que pueden aplicarse a todo el grupo y que, además de beneficiar a los estudiantes de AACC, fomentan el desarrollo integral de toda la clase. A continuación, abordaremos algunas de estas estrategias.
El Enriquecimiento Curricular
¿En qué consiste?
Proporciona actividades más exhaustivas sobre temas específicos, más allá del contenido y formato estándar de ejercicios y actividades, para ampliar el conocimiento en estas áreas mediante la profundización de los contenidos, la investigación y el reto o desafío. Siempre, buscando la motivación e interés de nuestros estudiantes.
Beneficios para la clase:
Ofrecer actividades de enriquecimiento motiva a todos los estudiantes a investigar, descubrir y explorar conceptos más allá de los libros de texto, de forma transversal o lineal, permitiendo que aprendan más sin adelantar contenidos de cursos superiores, mejorando la atención y motivación en futuros aprendizajes. Además, fomenta la curiosidad, el pensamiento crítico y la autonomía. Un alumno puede profundizar en el sistema solar, mientras que otro puede preferir explorar conceptos matemáticos avanzados o temas de historia, arte o literatura.
Puesta en marcha ¿Cómo hacerlo?
La forma de llevarlo a cabo es muy personal y debe ir en consonancia con la metodología de aula del profesor que la imparte. Si este no se siente a gusto con la propuesta, no funcionará, por lo que es muy importante que el enriquecimiento se realice desde la seguridad metodológica y didáctica del docente. Sin embargo, pondremos algunas claves que nos ayuden a encontrar nuestra propia forma de enriquecer nuestra clase:
- Las actividades de enriquecimiento no se limitan al alumnado de altas capacidades, sino que se ofrecen a todo el alumnado, permitiendo la participación de todos aquellos que se sientan interesados, estimulados y/o motivados, independientemente del resultado final o de la aportación personal de cada un@. Cada alumn@ puede participar enriqueciendo el aula con su participación personal y todos aprenderán de todos.
- Será muy importante conocer el nivel inicial del alumnado en la materia que nos ocupa en ese momento. Nos permitirá adaptarnos a los diferentes niveles de la clase, multinivelar y personalizar el aprendizaje y compactar lo que sea necesario para cada uno de nuestros alumn@s.
- El punto de partida es la competencia, criterio, saber básico y/o contenido que se está desarrollando en el aula. De ahí en adelante, de forma guiada y con unas pautas claras, cada alumn@ podrá desarrollar su propio trabajo en la forma y dirección que más le guste o interese.
- No serán actividades que se manden a realizar en casa, ni tampoco sin una guía por nuestra parte. Se deben realizar en el aula. Pero sí se puede completar con trabajo en casa, como indagar, buscar o terminar, así como sería cualquier tipo de tarea de clase. También es necesario ese trabajo individual en casa que fomente la constancia, la tolerancia a la frustración, la indagación y el establecimiento de estrategias que ayuden a aprender a aprender. No serán actividades limitantes, ejercicios o actividades cerradas. Debe ser un planteamiento de actividades competenciales, proyecto, investigación o profundización en la materia con opciones dentro del marco DUA, es decir, que permitan que cada alumno pueda participar desarrollando ideas propias y eliminando las barreras que impidan su aprendizaje.
- Debemos cuidar de que sean actividades multiniveladas, para que, dependiendo del nivel de nuestro alumnado, cada uno pueda realizar las que le permita progresar en su aprendizaje y a su ritmo. No demos mandar a todos lo mismo, porque caeremos en el error de que algunos no van a llegar a aprender porque el nivel de las mismas es superior a su entendimiento y otros no van a tener aprendizaje en ellas porque son demasiado fáciles. Así, dejan de tener un sentido didáctico para convertirse en las actividades que deben realizar para «cumplir» con el profesor, no para aprender.
- Si no somos capaces de cambiar la metodología de clase desde el principio, se puede destinar un porcentaje de las sesiones a dichas actividades, pudiendo ser un día concreto a la semana y/o mientras se trabaja con el alumnado que necesita repeticiones o actividades de refuerzo, pudiendo crear diferentes actividades, tales como pequeñas tareas competenciales, productos finales, tareas de investigación, retos o «día del alumno experto» (por ejemplo, «viernes de expertos»).
- Para tener ese tiempo extra, debemos eliminar actividades y/o ejercicios mecánicos o repetitivos que ya conocen o no producen aprendizaje, tales como copiados de enunciados o de dictados, ejercicios de respuesta única que no necesita comprensión para ser respondidos, portadas de las unidades, copiados de los cuadritos de colores o resúmenes/esquemas hechos por otra persona, actividades mecánicas como cuentas repetidas, problemas en los que se les pida que escriban todos los datos y operaciones, aunque no lo necesiten,… Este tipo de actividades, lejos de ser útiles para el aprendizaje de nuestro alumnado, no tienen base científica alguna de aprendizaje, como ya explican los expertos en neurociencia. Por lo que ese tiempo, queda mejor invertido en otras que sí nos ofrecen posibilidades reales de aprendizaje.
- Debemos olvidarnos del aula clásica, en la que todo el alumnado está sentado todo el tiempo de clase, escuchando y trabajando en silencio. El aprendizaje requiere movimiento, comunicación y autonomía de trabajo. Para ello, se recomienda usar técnicas de aula y normas de conducta para que conozcan la diferencia entre trabajo autónomo y pérdida de tiempo o conducta no correcta en clase. No olvidemos, después de todo, que para todo se necesita tiempo, y que el alumnado aprenda a trabajar de forma diferente y que se pueden equivocar o cometer equivocaciones. Todo eso es normal y forma parte de su aprendizaje. Tendremos que corregirles, llamarles la atención, ponerles límites y/o consecuencias mientras van aprendiendo. Pero, con el tiempo, empezarán a tener una actitud más proactiva, motivada y un respeto basado en el compromiso.
- No se debe confundir tener equivocaciones en uno o varios ejercicios con no saber hacer el ejercicio. Debemos conocer el origen del error y ayudarles a solventarlo. Los errores no deben penalizarse, sino que deben ser la herramienta que nos permita modelar actividades de superación de los mismos, priorizando la corrección de actividades de forma guiada, la identificación del origen del error y establecimiento de pautas para prevenirlo o superarlo, el debate, el pensamiento crítico, la experimentación y el desafío, entre otras técnicas de aula. Podemos ayudarnos de la cultura de pensamiento y la taxonomía de Bloom.
- Esta actividad no tendrá una evaluación por encima o diferente de la unidad que se está trabajando en clase. Se usará el mismo criterio y competencia. Se recomienda usar una lista de cotejo o una rúbrica para que el alumnado pueda conocer qué se va a valorar y cómo. De esa forma, si, durante el desarrollo de la unidad o situación de aprendizaje, vamos comprobando, con los diferentes instrumentos de evaluación a nuestro alcance, que cada alumn@ va superando items de nuestra lista de cotejo, no necesitaremos una prueba o examen final, sino que podemos acreditarlo directamente y seguir con lo siguiente, personalizando así el aprendizaje de cada uno de nuestros alumnos.
El alumnado de altas capacidades no tiene por qué ser alumnado de alto rendimiento académico, por lo que los errores son parte de su vida, al igual que la del resto del alumnado. Es por ello que, aunque cometan errores, no se les puede impedir el acceso a programas de enriquecimiento por dichos errores, es contraproducente. Se debe retar a solventar los errores para conocer si es algo puntual o realmente no lo saben y que puedan aprenderlo en la corrección. Pero NO se puede negar un programa de enriquecimiento ni por errores en las actividades, ni por buenas o malas notas. Recordemos que estos programas son de obligatorio cumplimiento para el profesorado, por lo que no nos corresponde decidir si lo hacemos o no en base a las equivocaciones de las actividades y/o las notas del alumnado de AACC. Por ello, debemos indagar en el origen de estas notas y errores más allá de lo visible a los ojos, probando, retando y desafiando al alumnado. No podemos decir que no funcionó si realmente ya teníamos la certeza de que no funcionaría, porque entraríamos en el sesgo de confirmación, en el cual buscamos evidencia que respalde nuestras creencias iniciales en lugar de analizar objetivamente los resultados del programa y considerar otros factores que podrían haber influido en el desempeño del alumno. Este sesgo puede limitar nuestra capacidad de reflexión y ajustar el enfoque para satisfacer mejor las necesidades del estudiante.
Gracias por acompañarnos hasta el final. Nos encantaría conocer tu opinión en los comentarios.