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¿Cómo son algunos niños de altas capacidades?

Características y recomendaciones

En esta entrada contamos de forma resumida nuestra visión de las realidades de la vida diaria y la experiencia como madres y docentes de niños de altas capacidades.

Para empezar, cabe decir que no hay dos niños iguales, cada uno es un mundo, porque las altas capacidades en sí no alteran la forma de ser, aunque influyen en algunos aspectos. Pero el carácter y la personalidad es propio de cada individuo, lo que hace que sea tan difícil reconocer a los niños de altas capacidades, porque no hay unas características propias comunes, así como ocurre con otras neurodivergencias.

Precocidad en los hitos del desarrollo

Algunas familias cuentan que sus hijos han sido muy precoces en los hitos del desarrollo: fijación de la mirada, coordinación óculo-manual, ponerse de pie, andar, hablar, leer y escribir, … Algunas familias no detectan esa precocidad porque es ”normal” en su familia, ellos también fueron adelantados. Sin embargo, no es así para todos. La realidad es que algunos muestran precocidad, pero no todos. No es un síntoma universal de las Altas capacidades. En otros casos no hay precocidad. Incluso, hay un último grupo que muestra atraso en alguno de los hitos del desarrollo. Entre estos retrasos, me ha resultado bastante llamativo el tema del habla.

Unos padres me contaron una vez que su hijo no habló hasta los 3 años. Cuando la madre le preguntó al empezar a hablar, le dijo que no lo había hecho antes porque era consciente de que no pronunciaba bien, así que decidió no hablar hasta que lo hizo.

Otra madre me contó que su hija no habló hasta un mes antes de entrar en el colegio. Temía que tuviese un retraso o un problema serio relacionado con el habla. La maestra se reunió con ella a principios de curso porque le preocupaba que el niño no vocalizara bien. Al llegar Navidad, hablaba sin problemas. Sin embargo, este hecho no supuso un indicio, a pesar de serlo, para detectar las altas capacidades.  

Desarrollo asincrónico

Algunos niños de altas capacidades tienen una madurez y un saber estar desde pequeños. Parece que no han sido bebés nunca. Algunos de ellos, incluso, no llegan a entender las actitudes propias de edades infantiles. Para ellos las normas y el respeto es muy importante y no entienden la falta del mismo por parte de sus iguales. Muchos padres comentan que no han podido coger en brazos a sus bebés y acunarlos en postura horizontal, porque el niño se mostraba incómodo hasta que lo cogían verticalmente.

Sin embargo, lo anterior tampoco constituye una norma universal en altas capacidades. Hay niños de altas capacidades que tienen una madurez a nivel intelectual, pero no en el resto de aspectos, por lo que se percibe una asincronía muy importante. En unos momentos se muestran muy maduros y responsables y, en otros, actúan como un niño de su edad, con actitudes desafiantes, caprichosos e incluso, con rabietas e incomprensiones propias de los niños. Casi parece que no sea el mismo niño en los dos momentos. Y esa asincronía se desarrolla normalmente en otros aspectos, coordinación motora, vivencias, emociones, … Es como ponerle un motor de gran cilindrada a un pequeño utilitario, mucha potencia y poca capacidad para contenerla y hacerle frente.

Masking, impertinencias, sobre-excitabilidades y alta sensibilidad, apartarse cuando no le interesan los juegos o no comparten intereses o intensidad

Algunos son capaces de enmascarar su inteligencia, hay varios motivos, y pasan totalmente desapercibidos. Otros parecen impertinentes por sus observaciones y precisión, otros parecen que no paran nunca porque siempre están moviéndose y experimentando, otros están todo el día levantando la mano en clase porque saben las respuestas a todas las preguntas, otros parecen muy trabajadores y responsables, otros han sido muy sensibles durante la infancia: se enfadaban o lloraban por cosas aparentemente poco importantes y le dolía de forma exagerada cosas que los demás hacían. Algunos tenían amigos, pero otros no encuentran personas fieles y les cuesta mucho mantener las amistades porque la intensidad, el concepto de amistad y los intereses difieren mucho de los iguales.

Emocionalidad

Emocionalmente, la cosa es un poco más complicada, si cabe. La represión que sienten en el cole por falta de ajuste académico debe ser asimilada por el cuerpo de alguna forma y expresada de forma consciente o inconsciente.

De forma inconsciente, el niño puede llegar a tener, por ejemplo, tics nerviosos y no saber a qué es debido. De forma consciente, esa sensación de impotencia por no poder hacer algo nuevo o conocer sobre sus intereses y mantenerlo haciendo lo mismo que el resto, aunque se conozca que ya sabe hacerlo, se torna en desinterés, frustración o ataques de ira en casa. No entendemos su intensidad o su frustración y como no sabemos de dónde viene, nos enfadamos con ellos por esa actitud caprichosa, irascible o tirante.

Lo más importante es VALIDARLES lo que sienten cuando lo sienten. Pase lo que pase. Decirles que los entendemos y darles el espacio o tiempo que necesiten para volver a la calma, aunque no tenga sentido para nosotros. Esperar a que se pase un poco y después hablar de lo sucedido, buscar el origen y trabajar herramientas de superación para que pueda asumirlo mejor en el futuro. Igualmente, ponerlo en conocimiento del centro escolar para que tomen las medidas de adaptación pertinentes, ya que forman parte de las medidas ordinarias de aula que se pueden hacer desde el primer día.

Disciplina positiva y comunicación constante

Con respecto a la educación que les damos como padres, es muy importante tener en cuenta que una disciplina comunicativa y positiva es lo mejor y, en opinión de muchos expertos, lo único que funciona con niños de altas capacidades. Entender que, desde muy pequeños son conscientes de su individualidad, se sienten personas con derechos y desean que se les trate con igualdad. El respeto se gana con respeto es una de las máximas.

Es mejor trabajar la confianza y las normas desde las consecuencias, no desde los castigos. Y no estamos hablando de una disciplina pasiva, condescendiente o complaciente, no tiene nada que ver con la permisividad. Es una disciplina que tiene en cuenta que los niños son seres en desarrollo y es normal que se equivoquen, que no sepan gestionar según qué cosas, que lo hagan mal o que quieran llegar a la meta por la vía fácil.

Pero los castigos y, por supuesto, las agresiones físicas, aunque sean una torta, no educan. Sólo son síntomas de la frustración del adulto. Educar es sembrar durante más o menos tiempo hasta que empezamos a recoger frutos.

Una premisa más a tener en cuenta para desarrollar una disciplina positiva es que suelen empezar la adolescencia un poco antes, por lo que, si no se ha trabajado la confianza y la comunicación con nuestros hijos desde chicos, pueden ocultarnos cosas por miedo a las consecuencias, porque castigarlos enfoca la educación hacia el refuerzo negativo ofrecido por el educador, no hacia el aprendizaje de los errores.

Ofreced comprensión y consuelo, no rigidez. Hacerles entender también vuestros miedos y que os entiendan. Se consigue muchísimo más así. Son niños mucho más intensos y desgastan más. Si llegáis a un límite y cometéis errores, iros si podéis, calmaos y volved. Explicad lo que os ha pasado y que los adultos también cometen errores, pero que pegar, gritar e insultar NO está bien y no lo deben permitir (os tienen que avisar si ocurre en otro ámbito: acoso escolar o en la calle). Son un colectivo vulnerable y goloso para los acosadores. Preparadlos para que sepan detectarlo y avisaros.

Rechazo a texturas y comidas

Problemas con las comidas o con la ropa es bastante frecuente. No se puede obligar a comer «x» cosa ni la cantidad que nosotros queramos. Y no es aconsejable poner un castigo si no lo hace. Los desafiantes se volverán vuestros enemigos de por vida. No seréis capaces de entenderos con ellos. Intentad empatizar con ellos, ni nosotros mismos tenemos las mismas ganas de comer todos los días y con todas las comidas (y más si hay comidas q rechazan, respetadlo. Lo que no significa que no se pueda trabajar poco a poco para que vayan tolerando). Negociad y llegad a un acuerdo de cantidades mínimas y variedad, dentro de unos márgenes de tolerancia. Si tienen rechazo a un alimento concreto o un grupo de ellos, consultad con el pediatra o un nutricionista como compensar ese tipo de alimento para que tengan una alimentación equilibrada.  

Con respecto a la sensibilidad para la ropa o el tacto, respetadlo. No es capricho es sensación real. Sienten lo que sienten, aunque sea un verdadero fastidio tener que estar buscando constantemente ropa que no les moleste. Es una hipersensibilidad que, en algunos casos, puede llegar a generar alergias o rojeces en la piel. Igualmente, en los otros sentidos, oído y olfato, pueden también llegar a tener una sensibilidad mayor y notar olores y oír por encima de lo que nosotros percibimos. Los sentidos, de forma general, aunque dependerá de cada niño, están más desarrollados.

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